Perded toda esperanza los que entráis!

El canto tercero del Infierno de Dante Alighieri se desarrolla ante la Puerta del Infierno, donde una inscripción dice “¡Perded toda esperanza los que entráis!”.

El caso PRISM/NSA debería haber espoleado a la comisión europea para la rápida adopción de la nueva regulación sobre privacidad. Sin embargo la Comisión de Libertades Civiles y Justicia del Parlamento Europeo no fue capaz de fijar una nueva fecha para la votación en el Comité durante el debate sobre el borrador de reglamento europeo celebrado el pasado 9 de julio. Existe un claro enfrentamiento entre las posturas lideradas por Jan Philipp Albrecht (Los Verdes), relator de la nueva regulación, y Sarah Ludford (Alianza Liberal Demócrata).

Por su parte, el Consejo Europeo sigue atascado, entre otros debates, sobre la posibilidad de una “ventanilla única” para las gestiones de aquellas empresas que manejarán datos en cualquier país del ámbito europeo. Algunos estados miembros, encabezados por Francia, no están dispuestos a ceder autoridad y competencias de sus respectivas agencias de protección de datos. En otros aspectos, como el de la transferencia internacional de datos, la actual presidencia Lituana parece aún más apática que la anterior presidencia, a cargo de Irlanda, país donde pagan impuestos los centros de operaciones para Europa de muchos de los portales y servicios de internet norteamericanos.

Finalmente, la Comisión (representada por los comisarios Reding y Malmström) junto con los servicios nacionales de seguridad, el Fiscal General de EE.UU. (Eric Holder) y representantes de Agencias Federales norteamericanas, han creado un denominado “Grupo de Expertos Transatlántico” que se aplicará en la aclaración de ciertos aspectos del escándalo PRISM, sin que haya trascendido cuál es el objetivo final de dicho grupo.

Mientras el borrador de reglamento europeo languidece en los pasillos y salas de reuniones de los edificios de la UE en Bruselas, seguimos sin noticias fiables acerca del verdadero alcance del espionaje sobre los servicios de internet y los usuarios afectados en el caso PRISM, aparte claro está, de los espionajes que también pudieran estar practicando otros gobiernos y compañías privadas.

Visto el panorama, y al igual que ocurría en el portal del infierno de la Divina Comedia, permítanos el lector la ironía de proponer la inclusión de una advertencia similar en la cabecera de la página principal de muchos portales de internet: “¡Perded toda esperanza…sobre vuestra privacidad…los que aquí entráis!”.

¿Debemos perder pues toda nuestra esperanza?. Toda no. Aún nos quedan los IRMs como Prot-On para no perder un derecho irrenunciable, como es el de la privacidad de nuestros datos, mientras usamos esos servicios y redes sociales que tanto nos gustan y necesitamos.