La privacidad en Internet es un derecho que debería incluirse “de serie” en todos los servicios online
Internet ha conseguido revolucionar la sociedad, poniendo a disposición de las personas un sistema de información global y compartida, en la que los individuos se convierten en protagonistas directos aportando sus opiniones y vivencias sin intermediarios. Las nuevas tecnologías conectan a las personas para que puedan compartir aquello que deseen: trabajos, datos, noticias, su estado de ánimo, sus fotos, etc.
La naturaleza digital y etérea de Internet propicia que cuando alguien comparte su información o fotos pierda el control sobre ello, dejando de ser su dueño y firmando un “contrato de cesión” de por vida del que no hay posibilidad de arrepentirse. Parece una afirmación catastrofista, pero es realmente cierta: los ciudadanos jamás podremos tener plena confianza en las redes sociales, el correo electrónico, las plataformas de almacenamiento en la nube u otros servicios de la red mientras que estos no sean capaces de demostrar que aplican de manera efectiva controles para preservar nuestra privacidad.
Es cierto que hay muchas normativas, desde autonómicas hasta internacionales, que buscan regular el uso de los datos personales y profesionales en Internet. No obstante, ninguna de ellas garantiza la seguridad de la información total en Internet. Porque no basta una mera declaración de intenciones de los proveedores de servicios en Internet, ya que la experiencia nos demuestra que esos propósitos acaban siendo simple papel mojado.
La red presenta innumerables brechas de seguridad, tanto tecnológicas como organizativas, que permiten que agentes externos o, incluso, internos roben nuestra información de bases de datos de empresas, instituciones o administraciones públicas. La Agencia Española de Protección de Datos, entidad de referencia en el campo de garantizar la privacidad en Internet, se ve desbordada solo atendiendo los casos que se denuncian y, por tanto, que se conocen. La realidad es que el tráfico y abuso de nuestros datos es mucho mayor y puede convertirse en un peligro para empresas y particulares.
En este contexto, es importante pasar a la acción y hacer algo tangible, que el ciudadano perciba y que vaya más allá de las simples buenas intenciones. La propuesta de Protección Online para empezar a trabajar en este sentido se basa en tres puntos que deberíamos, entre todos, ir desarrollando y fortaleciendo:
– Defender la aplicación de los principios y derechos de los ciudadanos recogidos en las Leyes y Reglamentos de Protección de Datos para evitar su devaluación, relativización o negociación en los procesos de desarrollo legislativo actuales o futuros, tanto a nivel nacional como europeo.
– Promover la “privacidad por diseño” en el desarrollo de nuevas redes y servicios, así como fomentar su adopción en las administraciones públicas y el sector privado.
– Fomentar la implantación de mecanismos que devuelvan el control real del uso y distribución de la información a sus legítimos propietarios: los ciudadanos.
Oscar Maire-Richard, CEO de Protección Online