El sexting o la falta de conciencia sobre la privacidad

El sexting es un fenómeno que parece estar de moda entre los adolescentes. Consiste en la difusión o publicación de contenidos de tipo sexual, producidos de forma voluntaria por el propio remitente a través del móvil u otro dispositivo tecnológico. Si el usuario no protege su contenido, pierde el control sobre él en el mismo momento que lo comparte, permitiendo que sea reenviado de manera masiva y acabe en el dominio público.

Un estudio de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, realizado a alumnos entre 14 y 19 años, revela que el 28% de los estudiantes había enviado una foto suya desnudo, al 57% les habían pedido que mandaran una foto suya a través de Internet o del teléfono, y alrededor del 31% había solicitado que les mandaran a ellos una fotografía de estas características. Más cerca de casa, la investigación Kids Online, promovida por la Comisión Europea, apunta que el 7% de los menores españoles de entre 11 y 16 años afirma haber recibido o visto mensajes de tipo sexual en el último año.

Aunque el sexting pueda parecer, a priori, una manera divertida de coquetear con alguien o de demostrarle a la pareja la suerte que tiene, la realidad es que las nuevas tecnologías ha convertido el envío de esas imágenes en algo más que un simple juego erótico, posibilitando una difusión masiva e incontrolada de esas fotografías. En este punto, como se extrae de la “Guía sobre adolescencia y sexting”, de Inteco y PantallasAmigas, el menor es todavía más vulnerable por su falta de experiencia y recursos para defenderse delante de los riesgos que supone exponer su información al dominio público: amenazas a su privacidad, ensañamiento o humillación pública, ciberbullyng, extorsión y chantaje, acoso de compañeros o adultos y, en consecuencia, riesgos psicológicos y físicos.

Delante de este fenómeno es importante la regulación legal sobre los contenidos y la protección de los niños en Internet, pero sobretodo, la prevención y concienciación de los menores sobre los riesgos que asumen cuando envían una fotografía de carácter erótico, ya que una vez que sale de sus dispositivos no hay vuelta atrás ni manera de saber a quién le llegará o qué hará esa persona con la imagen que recibe. En otras palabras, es importante educar a los adolescentes y preadolescentes en la cultura de la privacidad.

No obstante, a pesar de las advertencias que los adultos puedan realizar a los menores, las probabilidades que la presión del grupo o su necesidad de autoafirmación les lleven a seguir compartiendo este tipo de fotografías son altas. Por ello, tan importante como concienciar sobre las consecuencias que puede tener enviar la imagen a través del móvil o cualquier otro dispositivo tecnológico, es que sepan que tienen herramientas para proteger la información que comparten: limitando el acceso a sus perfiles de las redes sociales, poniendo contraseñas en sus dispositivos o protegiendo los documentos que van a compartir con servicios gratuitos como Prot-On, que les da la posibilidad de decidir quién y cuándo accede a los archivos y qué puede hacer con ellos.

Aprende aquí a proteger fotografías con Prot-On

O descárgate la aplicación directamente en google play o en iTunes.